Tamaduste II: Apreturas en la ría

El Tamaduste se encuentra enclavado en el extremo noreste de la escarpada costa herreña. En este punto podemos encontrar un entrante de mar bastante pronunciado, alrededor de 200 metros, que atenúa de forma notable la dureza oceánica. En el lado sur un par de construcciones aisladas apenas se asoman al mar, mientras que en el lado norte se asientan el puñado de casas del pequeño núcleo de población. Y el paseo, que en su parte más próxima a la boca del entrante permite escuchar cómo, con la marea alta, las corrientes, no sin algunas apreturas, se adentran por la ría… 


Escuchar con auriculares y volumen medio

Pedro Montesinos.- perete.montesinos@gmail.com




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Ficha técnica: 25-08-2013. 17:30h. Coord.:27.8824393, -17.894303
Altura: 2m. Orient: Sur Temp: 26-28ºC 
Equipo:MarantzPDM660/ ATST825/ RycoteWJ4

Comentario a la grabación
En la parte inicial del paseo, en la misma boca del entrante de mar, se puede comprobar cómo las corrientes llega hasta este punto con bastante fuerza antes de adentrarse en tierra. Las olas chocan con las rocas desmembrandose en en una y mil salpicaduras y pequeñas corrientes que al encontrarse unas con otras, tanto de entrada como de salida van compensando los ímpetus iniciales haciendo que se fraccionen y se dispersen hasta quedar domesticadas y amansadas.


(00:00) Desde los primeros instantes se puede percibir, además de las olas que rompen a nuestros pies, el rugido de corrientes más alejadas y potentes que recorre el horizonte… Algunas voces de unos muchachos que se entretienen luchando contra las olas con una embarcación ligera salpican el ondulante movimiento de las olas…
Por mi posición (orientado hacia el sur y perpendicular a la entrada de las olas) las corrientes más potentes se producen a mi izquierda, antes del entrante; por lo que los rumores y explosiones de agua, más cercanos o más alejados, son casi constantes en ese lado. Pero son las olas que avanzan por la zona central de la boca las que pueden alcanzar más profundidad en su camino por el entrante, pero son pocas.
La mayoría de las olas chocan con las rocas y recorren las paredes que delimitan el entrante, generando ciertas contracorrientes que frenan o se refuerzan al encontrarse con otras olas. Poco a poco el agua va empujando y a pesar de las resacas de las olas y de las estrecheces a las que se ven sometidas, entra e inunda la ría del Tamaduste.
(01:50) Con todo también hay momentos de mayor relajación en el que el mar se repliega levenmente y deja escuchar mejor las voces de los bañistas, salpicaduras más sutiles y hasta delicados chapoteos más propios de la zona interior...

(02:30) Pero desaparecen conforme otras olas van entrando en juego y van sometiendo a los piragüistas más aguerridos que se deciden a luchar con las corrientes.
(03:20) Otro momento de calma parece imponerse en el agetreo de la bocana y resurgen las voces, las salipcaduras, los chapoteos y hasta puede detectarse alghuna gota aislada que tras al canzar su máxima elevación, cae a plomo para fundise con el inmenso océano.
(04:25) Un rumor lejano parece aproximarse por la zona exterior… los encuentros con la roca y el sonido que le acompaña evidencian la fuerza con la que el mar buscan su sitio en la bocana… rompen las olas al fondo mientras la corriente empuja el agua que perfila la costa… una salpicadura... Otra... 
(06:00) Más salpicaduras aparecen imprevistas y se extienden por las rocas, mientras el océnao sigue con su empuje y su fuerza desplazando el agua ría adentro, ría afuera.
Y así seguirá hasta que, de manera casi imperceptible, cambie las apreturas de las marea creciente por el achique de las mareas decrecientes.

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